Sunday, November 13, 2005

¿Qué idioma? ¿Qué mundo?

Tengo un problema. El problema es que me muevo en diferentes idiomas (si se pueda decir esto en castellano) y en diferentes mundos y que estos idiomas y mundos no se dejan integrar en mí. Además tengo el problema de que no domino ninguno de estos idiomas como mi idioma de base (si se pueda decir esto en castellano), el holandés.

La primera vez que mi di cuenta del problema que tengo fue cuando trabajé para un instituto norteamericano donde algunos tienen el inglés como su lengua maternal (¿paternal?) y otros el castellano u otro idioma. Cuando nos reunimos para discutir los temas que el instituto trata noté que yo tenía una fuerte preferencia de hablar en castellano en vez de inglés que suele ser el idioma de base del instituto. (Escribiendo ésta última frase me surgieron inmediatamente otras palabras que ese término neutral “de base” como, por ejemplo, “dominante”.)

Durante los varios años que trabajaba para el instituto desarrollé una especie de rechazo al inglés y no sabía exactamente por qué. Sabía que tenía que ver con las relaciones de poder dentro del instituto y con mi falta de poder expresarme completamente como yo quisiera… En una sola palabra: tenía que ver con mi frustración.

Sabemos que la frustración puede llevarnos al rechazo. Y el rechazo puede incluso llevarnos a una postura de agresión, hacia su mismo o/y hacia el otro. En mi caso opté por “rechazar” el inglés. Pongo ingles entre comillas, porque en realidad seguía hablar, leer y escribir inglés. Pero limité el uso del inglés al mundo laboral, donde ese idioma es como esperanto: nos entendemos todos muy (o bastante) bien en inglés.

No es por casualidad que en mi blog, después de un arranque en holandés, escogí el castellano como idioma dominante. (jaja, ésta vez no tengo ningún problema con este término) El castellano me da cierta libertad, una libertad que no tengo expresándome en ingles e incluso expresándome en mi “propio” idioma, el holandés. (¿Cual es mi propio idioma, mi idioma profundo? ¿El holandés o una mezcla de idiomas?)

Soy un extranjero en mi propia lengua, en mi propio mundo, digo espontáneamente. Y diciéndolo así y dejando de lado todos los otros pensamientos que surgieron de inmediato después de haber escrito ésta reflexión espontánea (escribo de una manera instantánea, sin pensar de antemano lo que digo, “pensar en voz alta” se llama esto si no me equivoco), reconozco que mi problema es más profundo: toca a raíces de mi personalidad.

Pero hagamos una gira (tal vez después la calificaré como un desvío) y volvamos al tema original y menos personal del problema de gente como yo que piensan en diferentes idiomas. Ayer descubrí un blog de una señora simpática (lo del simpático me escapó como cliché) que domina tres idiomas a la perfección: italiano, inglés y francés. (Ésta es por lo menos mi impresión, puede ser que ella discrepa.) Ésta señora escribe sobre la gente que habla diferentes idiomas y ha titulado (¿nombrado?) su blog “multitongues kids” (niños que hablan varios idiomas) y “polyglottes en herbe”.

En su blog sobre los niños multilingües ella cuenta historias chistosas como, por ejemplo, que su propio hijo mirándola pensativamente la pregunta: “Mamma… Mama… Mamán?” claramente dándose cuenta de las tres maneras diferentes de pronunciar el nombre de su mamá (en italiano, holandés y francés) y preguntándose si realmente significarían la misma cosa. (Ella escribió esto en inglés: The other day in a rare moment of calm, a pensive Milo looked at me with a profound look and said: "Mamma….Mama….Mamán ?", pronouncing them perfectly in Italian, Dutch and French. It was evident that at that moment he was really aware of the three different ways of pronouncing my name, and it was as if he was questioning me whether they really meant the same thing…)

Después, en el otro blog, sobre los poliglotos, que ella escribe en francés, esa señora simpática cuenta sobre un grupo interesante y creciente de niños llamados Third Culture Kids (TCK). Son niños que han vivido en su juventud en el extranjero y a causa de esto han desarrollado una “tercera” cultura, que tiene sus orígenes tanto en la cultura de sus padres como en la del país en que han pasado una buena parte de su juventud. Resulta que estos Niños de Tercera Cultura suelen tener una perspectiva internacional del mundo y que son los empleados ideales del futuro en que se necesita cada vez más de ésta clase de gente “en la medida en que aumentan los mercados y los puestos de trabajo globalmente”. (Textualmente elle dice, citando un experto en la materia: Les TCKs deviennent souvent les prototypes citoyens multilingues et travailleurs idéaux du futur, recherchés professionnellement au fur et a mesure que les marchés et les postes augmentent globalement, " écrit Holmestrom dans son article "Etrangers dans leur propre terre".)

Entonces, ¡qué tonto de problema tengo! Hay todo un futuro lindo que me espera, hablando holandés, inglés, francés, alemán, castellano, italiano (un poco) y (un otro poquito) portugués! ¿Por qué me hago problemas?

Después de una pausa de varios minutos contesto a esa pregunta, que no quiero cambiar de trabajo y no necesito cambiar de trabajo, porque ya tengo un trabajo que requiere un dominio de varios idiomas. E incluso, y esto les tal vez sorprenderá, en mi trabajo ya he sobrepasado mi rechazo al uso del inglés… Todos los días estoy escribiendo cartas en inglés y hasta edito textos de otros en inglés (pero siempre necesito un chequeo final de un "native speaker").

Entonces repito, ésta vez con más fuerza: Por qué cansar a mis lectores con ese problema de idiomas y mundos que no puedo integrar en mi propia persona… si resulta que es un problema de mierda que ni existe.

“¡Andáte a visitar a un siquiatra (argentino u otro) o vaya a visitar a un amigo para charlar de tus problemas de integración de la multitud de personalidades que albergas dentro de ti y no nos aburras más con estos problemas, coño (tonto)!”
“Pido disculpas, pero sigo teniendo un problema…”
“Y ¿cual es exactamente?”
“Que no sé expresarme de una manera satisfactoria en ninguno de los idiomas extranjeros que hablo.”
“Y ¿qué significa satisfactoria para ti?”
“Que domino el idioma a tal perfección que puedo decir todo lo que quiero.”
“Y ¿por qué no te limites al idioma que hablas y escribes bien, el holandés?”
“Porque en ese idioma me siento limitado, restringido… Necesito hablar y escribir otros idiomas…”
“¿Para qué? ¿Qué es lo que estás buscando, amigo?”
“No sé… Tal vez quiero descubrir cosas que siento que tienen que ver con migo mismo y mis antecesores…”
“¿Quieres decir tus padres?”
“No, más bien, mis abuelos, porque mis padres son holandeses…”
“Madre mía, ¿por qué volver a tiempos tan lejanos, tan remotos de tu existencia? ¿Qué te pasa, hombre?”

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